Duro momento para María Belén Ludueña

La televisión argentina atraviesa un momento de cambios constantes. Los estrenos se suceden, las fórmulas se prueban y los números del rating marcan el pulso de cada decisión.
En este escenario, las figuras que buscan consolidarse saben que el público no perdona: cuando algo no funciona, la caída es inmediata.
Los espectadores, atentos y críticos, se convierten en jueces implacables. Las redes sociales amplifican cada opinión y los comentarios se multiplican en cuestión de minutos.
Lo que antes quedaba en un murmullo de pasillo, hoy se transforma en tendencia y deja expuesta a cualquier conductor o programa.
El caso más reciente es el de Tarde o Temprano, conducido por María Belén Ludueña. El debut fue reciente -10 de noviembre -, pero en apenas diez días los números se desplomaron: en todas sus emisiones el envío no superó el 1.9 de rating.
Finalmente pasó lo que tenía que pasar: Le recortaron media hora al programa, un golpe duro para María Belén y el resto.
El traspié no sorprende a quienes siguen su carrera. Ludueña venía del programa, Mujeres Argentinas donde las internas fueron muchas: discusiones con compañeras, renuncias en cadena y un clima insostenible que terminó con su salida abrupta.
Mi pasado me condena
Ese antecedente dejó una marca difícil de borrar y ahora le vuelve a pasar factura. La percepción generalizada es que su estilo genera rechazo y que no logra sostener un equipo a su alrededor, que de alguna manera eso le está jugando en contra en este nuevo programa, ya que cuando algo fracasa no es por un solo motivo.
Las redes sociales también se llenaron de comentarios lapidarios. La acusan a María de falta de carisma, de no conectar con la audiencia y de ser sostenida únicamente por capricho de las autoridades de Canal 13.
Para muchos, esa es la única razón por la que sigue apareciendo en pantalla. Los mensajes más duros remarcan que “nadie la mira” y que el público cambia de canal apenas aparece.
La idea inicial era instalar un ciclo fresco en las tardes, pero la esto salió mal. La audiencia se desplomó, el rating no pasó de 1.9 y el programa quedó debilitado desde el arranque.

En los pasillos se habla de “paciencia limitada” de parte de la gente de Canal 13 y de que, si no hay un giro inmediato, la suerte de María Belén y el programa está definida.
Hoy, Tarde o Temprano pende de un hilo. Los números no acompañan, la crítica es dura y el antecedente de conflictos personales suma más ruido. La combinación de bajo rating y rechazo en redes deja a María Belén en una posición incómoda. Ni el respaldo de su entorno ni la insistencia – curiosa – en darle pantalla parecen alcanzar para revertir la caída.
Todo parece indicar que la conductora va camino a otro fracaso televisivo. Lo que debía ser una nueva oportunidad terminó en un recorte de media hora y en un aluvión de críticas. El público ya dio su veredicto: no la quiere en pantalla.
Y cuando el público da la espalda, no hay estrategia que aguante, ni canal que resista.